El Museo Afroperuano de Zaña ha logrado reconstruir el tambor de botija de barro o cerámica cubierto con cuero de chivo, que usaban los afrodescendientes en la costa peruana desde el siglo XVIII hasta las primeras décadas del siglo XX. Tenía razón William Tompkins, cuando en su tesis reproduce el testimonio de un poblador chinchano quien le dijo en la década del 70 del siglo pasado que el tambor de botija se escuchaba antiguamente en la Hacienda San José de Chincha a cientos de metros de distancia.
En el Museo Afroperuano hemos logrado reconstruir el tambor de botija que ya estaba en extinción. En estos momentos sería el primer instrumento membranófano de botija de barro o cerámica, rescatado del olvido. Llama la atención que el tambor de botija tenga más sonoridad que los tambores de madera modernos.
Sobre el antiguo instrumento de percusión hizo referencia William Tompkins, en su tesis, precisando que según algunas fuentes escritas de viajeros en el siglo XVIII existió el tambor de botija. Pero también Nicomedes Santa Cruz hizo investigaciones al respecto e indicó que en el valle de Chancay simultáneamente se tocaban dos botijas de barro.
En Zaña en el libro "La Otra Historia" (Rocca, Luis 1985) se reproducen versiones de antiguos zañeros que informaron que los artistas populares de antaño usaban botijas cubiertas con cuero de chivo en las jaranas de las primeras décadas del siglo XX. Es decir, se combinaba el toque de botija con el toque de checo.
A partir de esos relatos desde los primeros días de Mayo del 2010 investigadores del Museo Afroperuano con dos jóvenes de Zaña consiguieron una antigua botija (que servía para guardar licor) y de acuerdo a las explicaciones legadas por los antiguos afroperuanos de la costa, se empezó a reconstruir el instrumento.
Primero se consiguió un cuero de chivo al cual se le echó abundante sal y se templó en una pared hasta lograr que se seque, siguiendo costumbres locales. Posteriormente se colocó el cuero en la boca superior de la botija. En la parte inferior se hizo una abertura redonda, según explicación de los estudios de especialistas como Nicomedes Santa Cruz y Tompkins. Luego se templó el cuero con sogillas de cabuya.
Nuestra sorpresa fue mayor cuando dos jóvenes zañeros empezaron a percutir el instrumento. Ellos fueron Carlos Urbina y Enmanuel Briones. Para recuerdo de todos Carlos Urbina es nieto del famoso Medardo Urbina "Tana" uno de los mejores percusionistas del norte del Perú ya fallecido.
Hoy 4 de junio ya se puso en exhibición en el Museo Afroperuano de Zaña el tambor de botija. Justo en homenaje a Nicomedes Santa Cruz, que es la fecha de su cumpleaños y fecha de celebración de la "cultura afroperuana". Según nuestro recorrido por la costa peruana sería el único tambor de botija que se encuentra en condiciones de ser percutido. Ya los afrozañeros están "probando" y escuchando su sonido. Reconocen que sirve para buenas jaranas. Y confirman que es el más potente de todos los instrumentos que han escuchado hasta hoy. Con estas líneas queremos reconocer los aportes de Tompkins sobre la música afroperuana y particularmente de los instrumentos musicales. Reconocemos también los aportes de los antiguos afroperuanos de Lima, Chancay, Chincha y Zaña que nos legaron tan importante legado cultural. Agradecemos también a Chalena Vásquez que hizo entrega al Museo Afroperuano de copia de la traducción en castellano de la obra de Tompkins.
En nuestra exhibición estamos presentando también la marimba, la carrasca (de caña de guayaquil), cañas gruesas que se percuten en el suelo, guiros, checos y también algunas angaras. Estas últimas las hemos diseñado siguiendo el modelo de la colección de Jimenez Borja, que se encuentra en el Museo de Arte Popular del Instituto Riva Aguero de Lima.
Desde Zaña este rincón de las Américas seguimos trabajando por la cultura afroperuana y de la diáspora. Que el sonar del tambor de botija sea un saludo espiritual y religioso a todos los hermanos y hermanas afrodescendientes del continente americano y el Caribe.
Desde Zaña este rincón de las Américas seguimos trabajando por la cultura afroperuana y de la diáspora. Que el sonar del tambor de botija sea un saludo espiritual y religioso a todos los hermanos y hermanas afrodescendientes del continente americano y el Caribe.